Me gustaría dar otra visión sobre un tema que a nadie deja indiferente… eso a lo que todos tenemos respeto… que inexorablemente nos acabará llegando y que cada cultura, religión o escuela filosófica trata de explicar a su manera: la muerte.
Hay quienes piensan que habrá un juicio, se abrirán cielos y tierras y que un dios justiciero premiará o castigará para toda una eternidad por unas acciones que hayamos cometido en una vida, un ligero soplido en esa anunciada eternidad. Otros, los reencarnacionistas, pensamos que la vida y la muerte son las distintas secuencias de una misma película, somos un alma al que le vamos pegando distintos cuerpos, vamos aprendiendo experiencias, hasta que nuestro aprendizaje sea total y volvamos con todo nuestro conocimiento de nuevo a la esencia.
En este camino, conocemos a multitud de personas e inclusive almas ya evolucionadas que vienen a ayudarnos para llegar de vuelta a nuestra casa y nosotros hemos tenido la suerte de conocer a una …
Para entenderlo mejor, os lo voy a contar con una historia.
Una persona llega ante una gran puerta, coge la aldaba y golpea con ella tres veces, TOC, TOC, TOC…alguien desde el interior pregunta.
.- ¿Quién es?
.- Soy yo.
.- Y, ¿quién es yo?
.- ¡Pues yo!, quién va a ser.
Suenan pasos, un fuerte chirrido nos indica que la puerta se abre, sale un hombre de mediana edad, poblada barba y asombrado exclama:
.- ¡Por fin! ¡pues es verdad que eras tú!.
.- Ya te dije que era yo.
.- ¿Por qué has tardado tanto en volver? Ahí adentro están que trinan con tu ausencia.
.- Pues verás, pedí permiso para bajar un ratito, sé que tenía que haber vuelto mucho antes, pero conocí a un chico, formé una familia, era tremendamente feliz y ya sabes… una cosa vino detrás de la otra y nunca encontraba el momento de volver…; sí, lo sé, no he subido a pesar de vuestros mensajes para que volviera.
.- Hace 16 años te dimos el último aviso y esta vez fue mucho más fuerte, ¿ha merecido la pena todo este tiempo en tu estado?
.- Sin duda y si me dejan, lo volvería a hacer de nuevo.
.- Anda, no me cuentes más historias y pasa.
Al entrar, el hombre se da cuenta de que algo no anda bien.
.- Pero NANI ¿y las alas que te entregamos?…¿Dónde están?.
.- Bah, eso no tiene importancia, es que he conocido a una gente estupenda que monta en moto, ufffff… tendrías que probarlo, he descubierto mi gran pasión allí abajo y he colocado una pluma de mis alas en cada una de sus motos para que les proteja.
.- ¡Por Dios!, antes de presentarte al Jefe, pasa por vestuario y que te den otras ALAS… y esta vez que no sean DORADAS!!!!!
Y esta historia, tan real como la vida misma, ha sucedido y nosotros hemos tenido la suerte de ser sus coprotagonistas. Y a partir de ahora, al mirar el logo de nuestras Goldwing, reconoceremos en él la pluma que con tanto amor nos entregó.
Enrique Quintana